Hace ya bastante tiempo, cuando yo era pequeña, no menos de 1 año ni más de 6. Mi madre todas las noches me contaba un bonito cuento para dormir, era un buen cuento, un cuento en el que cada noche hacia que cerrase los ojos y soñase con mundos inimaginables llenos de fantasía.
Y en esta tarde me gustaría compartirlo con vosotr@s para que si tenéis un ratito se lo contéis al pequeño o pequeña de la casa y puedan tener esos sueños tan ansiados a veces por tanta gente.
Don Lorenzo, Catalina y las Estrellas
En una noche hace ya miles de años, justo cuando el reloj marcaba las doce. En el cielo solo brillaba una estrella, tenía un color plateado brillante que encendía toda la luz del cielo y hacía que las demás se encendiesen por sí solas, como pequeñas bombillas en el gran firmamento.
Muchas veces se preguntaban quién al amanecer apagaba esa gran estrella en el cielo que hacía que las personas sonriesen al verla, y quién todas las mañanas iluminaba las calles con su gran resplandor pero nadie había encontrado aún la respuesta para tan difícil pregunta.
Pequeño/a mío/a , ¿Sabes quiénes son estos amiguitos?, pues bien te desvelaré el gran secreto: ¿te acuerdas de todo los botes de comida que entregamos al colegio?, ¿todos los que entregaron tus compañeros?, pues todos esos son los protagonistas de esta historia, se han reunido para participar en la gran boda Real, la boda de Doña Catalina (la luna) y Don Lorenzo (el sol) y formarán parte del banquete.
Pero antes te contaré la historia de estos amiguitos. Cada noche Catalina brillaba en el cielo con gran fulgor y aunque tenía muchas amiguitas que siempre jugaban con ella, estaba triste porque las nubes le habían contado que Lorenzo, un simpático amiguito estaba ansioso por jugar con ella pero, por más que buscaba nunca le encontraba ni le veía.
Pero un buen día al ver tan triste a Catalina, todas las estrellas decidieron reunirse y hablar con las nubes para que dos días al año Catalina y Lorenzo se viesen y eso hicieron, jugaron y jugaron hasta que se hicieron mayores y decidieron hacer esta gran boda y así pasar el resto de su vida juntos.
Por fin la Luna no volverá a estar triste porque se reunirá con su amado el Sol. Y nuestras pequeñas amigas las estrellas serán participes de esta mágica boda llena de felicidad y alegría.
Y poco a poco llegó el gran día, estaban todos brillantes y relucientes. Todas las estrellas sonrientes, se ataron un pequeño lazo para no perderse. Los nervios provocaban risitas entre la multitud.
Y entre el atardecer y el anochecer, apareció Catalina llena de felicidad, amor, ternura… y su amado Lorenzo que extendía sus rayos hacía más allá del horizonte, lo cual no era normal, teniendo en cuenta la hora que era.
Al cabo de un rato se produjo lo que todos esperaban, Lorenzo extendió sus brazos y abrazó a Catalina con ternura, besándola dulcemente. De repente, se hizo la noche y el cielo quedó cubierto de una hermosa lluvia de estrellas.
Todas las personas al ver tan fantástico espectáculo decidieron llamar a esto eclipse. Y solo dos veces al año vemos como Catalina y Lorenzo se reúnen una vez más.
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