El vínculo afectivo que establece el bebé con las personas que se ocupan de él, cubren sus necesidades básicas, le cuidan y le dan seguridad emocional, se llama apego o vínculo de apego.
Mary Ainsworth realizó una serie de experimentos para medir la seguridad del apego. Estudió el comportamiento de los niños entre 12 y 24 meses ante la presencia de una persona extraña, un entorno desconocido y con o sin la presencia de la madre. A continuación se mostrará una réplica de dicho experimento:
A través de este experimento se llegó a una conclusión, que podría haber un patrón de conducta segura (apego seguro) y tres tipos de apego inseguro (evasivo, de oposición y desorganizado)
* Apego Seguro. Los niños exploran y juegan sin miedo ni angustia mientras la madre está con ellos. En el momento en que ésta sale de la habitación se muestran ansiosos, pero cuando regresan muestran alegría. Después del reencuentro, vuelven a jugar y seguir explorando el entorno.
* Apego Evasivo. Estos niños no hacen demasiado caso a la madre cuando está ni tampoco lloran ni re intranquilizan cuando se marcha. No se muestran excesivamente inquietos ante personas extrañas y cuando regresa la madre no la buscan.
* Apego de Oposición. Mientras la madre está con ellos, los niños buscan su proximidad y no juegan ni exploran el entorno. Cuando la madre sale, se angustian mucho, pero cuando ella vuelve, lloran y no se les puede consolar fácilmente. Buscan su contacto y al mismo tiempo lo rechazan.
* Apego Desorganizado. Los niños están inseguros y desorientados. Tienen conductas confusas y contradictorias, por ejemplo, evitando a la madre cuando está o alejándose de ella cuando aparece la persona extraña.
Fuente: Desarrollo Socioafectivo, Núria Prat y Marisa del Rio. (Altamar)
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