Introducción
Durante estos dos años, en el módulo de Educación Infantil, hemos oído hablar en más de una ocasión de Victor de Aveyron, el niño salvaje, cuya película "El Pequeño Salvaje. L’enfant sauvage" de François Truffaut ya ha sido comentada en otra entrada de este blog.
El caso de Victor es muy conocido y, aunque ocurrió en el año 1800, gracias a los diarios de su cuidador, Jean Itard, el caso está muy documentado tanto en sus inicios como en el desarrollo y métodos que Itard empleó para la "reeducación" de Victor.
Por desgracia, el caso de Victor no ha sido único. Existe otro caso muchísimo más reciente, en 1970, que es cuanto menos igual de terrible que el de Victor; es el caso de Genie, la niña Salvaje.
Genie: la niña salvaje
Genie fue el nombre que las autoridades del estado de California le dieron a una niña descubierta el 4 de Noviembre de 1970 en un suburbio de Arcadia.
Cuando las autoridades encontraron a Gennie tenía 13 años de edad; Gennie hasta este momento no había tenido contacto alguno con el mundo, nada más que con su padre. Pasaba los días encerrada en su cuarto, con un pañal, atada en una silla-orinal. Cuando llegaba la noche su padre la colocaba en una especie de saco de dormir, la ataba y la dejaba dentro de una jaula hecha de alambre madera, pero en alguna ocasión si el padre se olvidaba pasaba la noche entera atada en su silla.
Genie tenía prohibido emitir sonidos o hacer ruido. Si lo hacía su padre la golpeaba o le ladraba como un perro feroz para asustarla. Su alimentación, hasta los 13 años, consistió en comida de bebé, cereales y huevos cocidos.
Su habitación era un cuarto sellado, sin adornos en paredes, con las ventanas y persianas cerradas. No tenía acceso a radio, televisión, materiales de juego... Genie sólo entendía 20 palabras, la mayor parte de ellas eran negativas, como "stopit" (para ya), "nomore" (ya basta) y "no".
El caso de Genie es un ejemplo de crueldad extrema estudiado, analizado y registado gracias a la existencia en ese momento de tecnologías de registro como vídeos, cassetes... y confirma los efectos nocivos del aislamiento y del maltrato en cuanto a la adquisición del lenguaje. Una vez liberada y, después de grandes esfuerzos por enseñarle a hablar, Genie solo consiguió comunicarse con frases rudimentarias o a través de la lengua de signos.
La vida de Genie tras su encuentro por la sociedad no fue agradable. El equipo que se hizo cargo de ella no tenía claros sus objetivos respecto a su actuación. Cualquier actuación hacia ella por parte del equipo de "expertos" carecían del componente afectivo que ella necesitaba tanto como el educativo. El caso fue tan sonado en la época que los "expertos" se pelearon entre ellos por adquirir protagonismo y, a la hora de la verdad, cuando Genie tuvo que abandonar el hospital, pasó por varias familias adoptivas que no le trataron bien, llegando a ser maltratada en una de ellas.
Genie acabó sus días en un centro de internamiento, sin afectos ni nadie que la quisiera nunca.
Documental sobre Genie
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