Los narcisistas son personas que no aparecen demasiado por las consultas pero sí están bastante presentes en la vida pública, sobre todo en los medios de comunicación. Todos podremos pensar en artistas, cantantes, actores, intelectuales o presentadores de televisión, por ejemplo, a los que se les ha subido el ego en exceso. Una cosa es pensar que alguien despunta en algo concreto y otra muy diferente es deducir de este hecho que la persona ya es más importante que otras. Esta es al verdadera esencia del narcisismo.
Son individuos con una autoestima muy consolidada, muy sólida, en contra de lo que vulgarmente se dice. El narcisista precisa considerarse en un plano superior a los otros porque no los soporta, porque se ha desvinculado afectivamente de ellos.
Los narcisistas, por esta desvinculación afectiva, carecen de interés genuino por los demás, les falta empatía, sólo están preocupados por sí mismos. Los demás sirven únicamente para girar en torno a ellos, para alabarles y ratificar su grandiosidad. Por desgracia, siempre existen individuos que se dejan llevar y que cumplen a la perfección su función de "fans" incondicionales, riendo las gracias del narcisista y viendo excelencias donde sólo hay normalidad.
Estas personas no se contentan con su visión autosuficiente y superior de sí mismas, sino que se desenvuelven en la vida teniendo muy claras las implicaciones de su sentimiento de importancia especial.
A continuación, reproducimos literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR sobre el trastorno narcisista de la personalidad:
- Un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía, que puede empezar a cualquier edad y que se da en diversos contextos, tal como lo indican cinco (o más) de los siguientes ítems:
- un sentido grandioso de la propia importancia
- preocupación por fantasías de éxito, poder, brillo, belleza o amor ideal ilimitados
- cree que es especial y único y que sólo pueden comprenderle, o sólo debería relacionarse con, otras personas (o instituciones) especiales o de elevado estatus
- exige una admiración excesiva
- tiene una sensación de “estar en su derecho”, es decir, expectativas poco razonables de recibir un trato de favor especial o la anuencia automática con sus expectativas
- tiende a la explotación interpersonal, es decir, saca provecho de los demás para lograr sus propios objetivos
- carece de empatía, es decir, es incapaz de reconocer o identificarse con los sentimientos y las necesidades de otras personas
- a menudo tiene envidia de los demás o cree que los demás le tienen envidia
- presenta actitudes o conductas arrogantes o soberbias
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