Una sana alimentación es fundamental para el crecimiento de nuestros hijos. Hagámoslo, no es tan difícil. No debemos dejar de hacerlo porque en otros países se estén muriendo de hambre… y aunque a muchos nos encantaría poder ir allí y salvar a todos de la manera más rápida, es tan imposible que casi es mejor no imaginarlo. Pero esto no quiere decir que no podamos hacer nada. Podemos hacer, y mucho…
La realidad es que de alguna manera tendríamos que explicarle el hambre en el mundo desde pequeños, de modo natural, para que puedan considerarse parte de un mundo en el que hay que hacer algo para mejorarlo, para que la riqueza se comparta de manera más igualitaria.
Estamos probablemente en un momento de la historia mundial en el que es fundamental crear en la conciencia la necesidad de hacer algo para la redistribución de los recursos.
Y la conciencia del individuo se forma ya desde pequeño. Es entonces cuando adquirimos unos hábitos sociales, culturales y emocionales con los que después miraremos el mundo y lo compartiremos con los demás habitantes de este. Así que educar las conciencias de nuestros hijos es fundamental para que puedan cuidar de su mundo.
Concienciémosles de lo importante que es la comida. No la tiremos NUNCA delante de ellos. Parece muy simple pero os aseguro que hoy por hoy es algo que se deja en el olvido y que se trabaja muy poco. Nos queda muy lejos todo ese mundo desconocido de la falta de alimentación. A un niño le tenemos que explicar desde que es pequeño que en el mundo hay mucha gente pobre y sin recursos que no tiene nada que comer, y que si ahorramos y no tiramos nunca nada les podremos ayudar.
A ellos no les podemos mostrar algunas fotos, fotos que como podréis observar, ponen a uno la piel de gallina… Pero vosotros estáis preparados, y quiero que imaginéis que ese niño que parece un esqueleto, no puede comer siquiera un bocado de pan, porque no tiene nada.
La lección que aprendemos viendo estas imágenes es fácil de transmitírsela a ellos.
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