La evolución de la escritura en la mente de los pequeños pasa por cuatro niveles:

Silábico, en el momento en que el niño establece claramente una orrespondencia entre lo que escribe y el sonido de las sílabas, a una grafía por sílaba, sin que esta deba ser necesariamente una letra. Este proceso es natural en el niño. Él mismo buscará representar sus palabras, prefiriendo a veces las vocales y no menos de tres grafías por palabra, por lo que se debe motivar el aprendizaje con palabras medianas.
Silábico-Alfabético, donde algunas grafías representan sílabas y otras ya representan fonemas. El niño agrega trazos a su repertorio, pues descubre que hay sonidos mas pequeños que la sílaba, aproximándose a la escritura alfabética
Alfabético, cuando los niños establecen la correspondencia entre fonema y grafía. Sólo les quedará por resolver algunos detalles, como las separaciones entre palabras que no se relacionan con su lenguaje oral y la ortografía.
El niño debe establecer poco a poco que la escritura es la representación de los sonidos del habla, que las palabras escritas son señales de las habladas y tienen la misma significación y que el lenguaje escrito tiene sus reglas, diferentes a las del lenguaje hablado. Respetando este orden, se conseguirá un aprendizaje más fluido y agradable de la escritura, y con una sólida base que le permita al niño un mejor desempeño y adaptación, cuando llegue la hora de pasar al colegio.
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