domingo, 29 de enero de 2012

IMAGINACION Y CREATIVIDAD

 
La imaginación y la creatividad son aptitudes que existen desde que nacemos pero, para formar una personalidad creativa e imaginativa es necesario poner al alcance de los niños los medios e instrumentos necesarios para su desarrollo.
La pedagogía actual considera al niño como creador y no sólo como receptor como lo hacía la educación tradicional. Ahora se tiene en cuenta la importancia del mundo interno del niño, sus sentimientos, pensamientos y la forma de expresarlos. El contenido interno del individuo es muy rico, no sólo sabe cosas sino que las siente, lo que le hace capaz de expresar y, por tanto, de crear.

¿Qué rasgos debemos fomentar para potenciar la capacidad creadora en los niños?


1. Tenacidad y fuerza de voluntad

Frente a la creencia generalizada de que la inspiración viene por “providencia divina” destaca el hecho de que todos los grandes creadores han sido trabajadores incansables que han dedicado su vida a su obra.
La primera fase para formar niños creativos e imaginativos consiste en facilitarles la acumulación de experiencias y conocimientos, archivándolos hasta que van madurando. Así se van configurando las ideas, los conceptos, hasta que irrumpen en el consciente.
Hay que fomentar en los niños la iniciativa de la búsqueda, la capacidad de tentarse al tanteo experimental, atributos indispensables para la creatividad. Es importante que el niño se equivoque para así poder aprender de los errores por su propia experiencia. Cuando un niño ha aprendido algo por él mismo es difícil que lo olvide. Los padres deben tener una actitud positiva hacia los errores de los hijos, destacar los aspectos positivos de su intento, por encima de los negativos. Si se ha equivocado, hay que hacérselo ver, pero sin infravalorarle. Es fundamental que tanto los padres como los educadores canalicen y  devuelvan las sugerencias en forma interrogativa para que sean los niños quienes lleguen a sus propias conclusiones.
Es igualmente necesario potenciar la perseverancia en la tarea, alentándoles a alcanzar los objetivos propuestos. Cada uno a su ritmo, pero sin abandonar ante las dificultades.

2. Sensibilidad hacia el mundo que les rodea

A través de la observación y los sentidos el niño conoce el mundo que le rodea. Las personas creativas son gente muy observadora con capacidad para captar los fenómenos de las cosas. La sensibilidad nos permite permanecer abiertos al mundo exterior e interior de las cosas.
El niño debe ser capaz de reconocer los objetos y sus cualidades, sus semejanzas y diferencias con otros objetos. Así como las personas según sus características interiores y exteriores para poder ir más allá de lo que se percibe con los sentidos, para entender las relaciones intrínsecas que existen entre los fenómenos.
Basándonos en lo concreto e inmediato, ayudamos al niño a desarrollar el pensamiento abstracto. Así adquiere conceptos mentales para relacionar, comparar y despertar su sensibilidad ante el mundo que le rodea.


3. Actitud flexible ante la vida

En un mundo en constante cambio a nivel social, informativo y tecnológico, es fundamental inculcar a los niños una flexibilidad que les permita adaptarse a las nuevas situaciones a las que se van a enfrentar a lo largo de su vida. Se trata de ir ampliando sus conocimientos, enseñarle que las experiencias pueden tener distintas soluciones, diferentes puntos de vista. Las personas no debemos conformarnos con la información ya adquirida, hay que potenciar un aprendizaje continuo de la vida y sus matices; formar a niños abiertos a este mundo en constante renovación, que sepa adaptarse a las situaciones nuevas con naturalidad.


4. La originalidad

En los antiguos modelos de educación, la originalidad de los niños no estaba bien vista; se tendía a la uniformidad absoluta. Hoy, por el contrario, se hace hincapié en los beneficios de inculcar en el niño seguridad y confianza en sus posibilidades, en su autoestima y valoración propia para que defienda sus ideas e iniciativas aunque no coincidan con las opiniones de los demás.  Hay niños que por miedo a ser diferentes dejan de lado sus ideas, perdiendo su capacidad creativa y su originalidad. Es importante respetar las características y peculiaridades de cada niño, enseñándole a respetar también las de los otros, para ir formando una personalidad definida y segura. Que la felicidad del niño no dependa de lo que los demás piensan de él.

5. Capacidad de síntesis y análisis

Estas operaciones mentales son los instrumentos básicos para el desarrollo de la imaginación. A través del análisis mental, el fenómeno se desintegra en diferentes partes, separando los atributos y cualidades que lo caracterizan. Con la síntesis, se consigue el proceso invertido, unificar las diferentes partes que forman un todo.  Llevando este proceso a la práctica, por ejemplo, un niño que no ha visto el mar, puede imaginarlo a través de todas las informaciones que le han llegado como imágenes visuales, información escrita, lo que le han contado... Todo esto él lo estructura en su mente, procesando una nueva imagen. Esto es lo que se llama imaginación reproductora, de la que nace la creativa.  Aunque una obra sea creadora, siempre se basa en elementos de la imaginación reproductora. Por este motivo es fundamental acudir a la literatura, contarle cuentos e historias que vayan desarrollando su imaginación.



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