La alimentación influye de forma decisiva para mantener un buen estado de salud y prevenir enfermedades no únicamente infantiles sino también las que pueden aparecer en la vida adulta.
La leche es nuestro único alimento durante los pimeros meses. Más adelante, en la etapa preescolar y escolar sigue teniendo un papel importante y se recomienda que los niños consuman un mínimo de medio litro de leche y derivados lácteos al día. Los pediatras aconsejan que la dieta de los niños de estas edades incluya a diario alimentos de todos los grupos. Así que, además de los lácteos, es fundamental que los niños coman 2 o 3 piezas de fruta madura cada día, así como verduras, si es posible, freascas. En cuanto a carnes y pescados, es preferible que sean magros y, puestos a elegir, se recomienda más el pescado que la carne debido a su mejor perfil graso. Así mismo, los especialistas recomiendan, entre otras cosas, que los niños coman pocos embutidos, ya que contienen mucha grasa saturada, colesterol y sal y que el consumo de huevos se limite a un máximo de tres por semana.
Pero la base de la pirámide de los alimentos que todos los padres deben conocer está intengrada por los cereales, una rica fuente de hidratos de carbono con un alto valor nutritivo, ya que aportan además proteínas, ácidos grasos esenciales, vitaminas, minerales y fibra. Los cereales se introducen en la dieta del bebé entre el cuarto y el sexto mes de vida. Añadidos al biberón en pequeñas cantidades, favorecen el desarrollo intestinal y el aporte de energía.
Los primeros que se emplean para alimentar al bebé son los cereales sin gluten, que contienen arroz y maíz. Más adelante, hacia el séptimo mes, se introducen los cereales con gluten, como el tirgo, la cebada, el centeno o la avena. Actualmente, los expertos en nutrición infantil, como medida preventiva a la aparición de intolerancia al gluten y para reducir el riesgo de presentar los síntomas de la enfermedad celiaca a edades muy tempranas, recomiendan empezar a tomar cereales con gluten de forma paulatina a partir de los 6-7 meses de edad como mínimo y bajo indicación del pediatra.
Una vez introducidas las papillas con gluten, es también el momento de que el niño puede comenzar a comer otros alimentos que lo contienen como galletas y pan, elaborados generalmente con harina de trigo. Además de ser uno de los primeros grupos de alimentos en introducirse en la dieta infantil, a veces el consumo de las papillas de cereales va mas allá de la etapa preescolar, por su elevado valor nutricional, su composición equilibrada y su contenido en hidratos de carbono, que son una excelente fuente de energía. En esos casos puede ocurrir que los niños se cansen de que la variedad de papilla que se utiliza para su alimentación sea siempre la misma o de sabor o aroma parecidos. Para evitarlo, es importante ir alternanado diferentes variedades de papillas a lo largo del tiempo. Está demostrado que cuanto mayor sea la variedad de sabores y aromas a los que se vea expuesto un bebé durante su diversificación alimentaria, mayor será la aceptación de los nuevos alimentos que vaya conociendo y mas variada, y por tanto más equilibrada, será su alimentación en etapas posteriores a su desarrollo.
Características de los principales cereales:
- Arroz: de los primeros en introducirse en la dieta del bebé. No contiene gluten y es de fácil digestión.
- Maíz: igual que el arroz, no contiene gluten. Tiene mucha fibra y vitamina B
- Trigo: es el más utilizado. Contiene proteínas. Como el resto de cereales con gluten, se introduce al séptimo mes
- Avena: es el cereal mas energético y proteico. Contiene vitamina B
- Cebada: tiene un gran valor nutritivo y contiene vitamina E y B, fósforo y magnesio
- Centeno: contiene minerales como sodio, calcio hierro y fósforo
- Mijo: su sabor suave y neutro lo hace ideal para el consumo del niño. Contiene vitamina A y B, magnesio y hierro.
Fuente: Revista "cosas de mamás y niños"
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