La expresión de un bebé contiene una cantidad incalculable de información. Con fijarte en sus ojos, entrecejo y su boca puedes saber qué está sintiendo.
Alegría
Este sentimiento hace que el niño aprenda a disfrutar desde la cuna, recibiendo estímulos positivos, y favorece la empatía. Sabrás que tu hijo está alegre si eleva las mejillas y aparecen unas pequeñas bolsas bajo sus ojos.
Y, si se parte de risa, es común que la mandíbula parezca caída, apareciendo una ligera papada bajo ella.
Sorpresa
Quieres saber cómo reconocer su cara de sorpresa? Normalmente, los bebés elevan las cejas y el párpado superior, su mandíbula cae y abren la boca como si fuesen a decir un gran “ooooo”.
El dolor y la tristeza
Dolor
Además de un llanto desconsolado, tu hijo juntará las cejas, que descenderán; sus párpados se estirarán, la nariz estará arrugada, los ojos cerrados y la comisura de los labios se alarga, descendiendo la mandíbula y abriendo mucho la boca.
Es la reacción emocional más común ante las pérdidas. Y, ¿qué puede perder un bebé tan pequeño? Pues, sobre todo, cosas con las que tiene apego emocional: sus padres o cuidadores se alejan de donde se encuentran, no le prestan atención o no le acercan el juguete que quiere. Tu bebé estará triste si eleva ligeramente las cejas, desciende las comisuras de los labios, que pueden temblar ligeramente, y eleva la barbilla.
La ira y el miedo
Son bebés, pero también tienen su genio y se enfada. Tan pequeños y vulnerables, cualquier mínimo susto puede hacerles temblar de miedo. Aprende a identificar estas sensaciones, que pueden ir acompañadas de llanto, para tenerlas bajo control.
Ira
¿Has probado alguna vez a quitar a tu hijo su juguete favorito cuando estaba pasándolo en grande con él? ¿O a acercarle y alejar el chupete de su boca sin dejarle que lo coja? Acciones como estas pueden convertir a tu hijo en un pequeño furioso. Los niños reaccionan de este modo frente a amenazas intencionadas o una frustración.
Pero este sentimiento, debidamente controlado, no es malo, ya que sirve para inhibir las reacciones indeseables de otras personas y evitar situaciones de confrontación.
Si eleva la parte exterior de las cejas, desciende la interior y frunce el ceño; eleva el párpado inferior, la barbilla y muestra tensión en los labios, que aparecen juntos y apretados, prepárate porque tu hijo está a punto de estallar.
Que alguien les de un susto o que un desconocido intente acercarse a donde se encuentra, cualquier amenaza inesperada, en definitiva, despierta el miedo de un pequeño. El miedo es capaz de movilizar una gran cantidad de energía, lo que permite al organismo generar respuestas más intensas que en condiciones normales.
Lo identificarás porque la parte interior de las cejas desciende y estas se contraen. Además, se eleva el párpado superior y se alarga la comisura de los labios ligeramente hacia abajo. Puede que los separe un poco, como si fuese a soplar su vela de cumpleaños. Cólmale de besos y abrazos y pronto le verás sonreír.
Lo identificarás porque la parte interior de las cejas desciende y estas se contraen. Además, se eleva el párpado superior y se alarga la comisura de los labios ligeramente hacia abajo. Puede que los separe un poco, como si fuese a soplar su vela de cumpleaños. Cólmale de besos y abrazos y pronto le verás sonreír.
La sensación de asco
Un puré muy salado o que no le guste, un olor desagradable, su chupete pinchado… Todas estas sensaciones despertarán asco en tu hijo. Gracias a ella, tu hijo potencia hábitos saludables e higiénicos pues aprende a distinguir qué le gusta y qué no.
¿Cómo es su cara cuando algo le desagrada? Las cejas descienden y se unen, las mejillas se elevan, la nariz se frunce y arruga, se eleva la barbilla y se reduce de forma acentuada la apertura de los párpados.
¿Cómo es su cara cuando algo le desagrada? Las cejas descienden y se unen, las mejillas se elevan, la nariz se frunce y arruga, se eleva la barbilla y se reduce de forma acentuada la apertura de los párpados.
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