Cada vez son mas frecuentes los casos en que la madre habla un idioma y el padre otro, o bien que en una misma comunidad autónoma, el idioma materno no coincida con el de la escuela infantil.
Ello ha planteado dudas e interrogantes sobre la conveniencia o no de que niños tan pequeños se enfrenten a dos o mas idiomas a la vez. Los lingüistas afirman actualmente que la educación bilingüe no es en sí buena o mala, sino que los resultados dependen de cómo se haga. Es decir, es importante la actitud que se tome ante el niño.
En primer lugar, una misma persona no debe mezclar las dos lenguas: tanto la madre como el padre deben expresarse siempre en su propia lengua (que es la que hablan correctamente). Los niños captan enseguida que para dirigirse al padre han de hablar de forma distinta, o que en casa se utiliza un idioma pero en la escuela infantil otro y aprenderán a distinguirlos y diferenciarlos sin problemas. Es normal que al principio mezclen palabras, pero conforme van diferenciándolas de forma progresiva, esta mezcla disminuye y el dominio de ambas lenguas es absoluto.
En primer lugar, una misma persona no debe mezclar las dos lenguas: tanto la madre como el padre deben expresarse siempre en su propia lengua (que es la que hablan correctamente). Los niños captan enseguida que para dirigirse al padre han de hablar de forma distinta, o que en casa se utiliza un idioma pero en la escuela infantil otro y aprenderán a distinguirlos y diferenciarlos sin problemas. Es normal que al principio mezclen palabras, pero conforme van diferenciándolas de forma progresiva, esta mezcla disminuye y el dominio de ambas lenguas es absoluto.
Ante la toma de una decisión al respecto, los padres deben saber que hata los diez o doce años los niños tienen una capacidad de asimilación muy alta, intuyen significados, función y estructuras de un nuevo idioma sin traducirlo y no tienen dificultades de pronunciación. Por tanto, cuanto mas pequeños sean, más fácilmente aprenderán otro idioma.
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