lunes, 2 de mayo de 2011

TRASTORNOS Y ALTERACIONES DEL SUEÑO

DISOMNIAS: Alteración en la cantidad del sueño.

INSOMNIO: Problema del sueño más frecuente en la infancia. Existe una diferencia entre los niños que duermen pocas horas pero no les cuesta conseguir el sueño y los que les cuesta dormirse pero duermen el nº de horas normales. Es difícil diagnosticarlo en infantil.

Características:
     Rechazo al irse a la cama: porque no tenga un horario establecido; la familia tenga comportamientos inadecuados; estímulos excesivos o miedos infantiles.
     No poder dormirse por sí solos.
     Despertarse varias veces.
     Despertarse temprano.

 Diagnóstico:
     Diarios del sueño (registro)
     Escalas y cuestiones para el hábito del sueño. 

Técnicas:
     Establecer hábitos del sueño.
     Técnicas de relajación.
     Pensamientos agradables.

NARCOLEPSIA: Ataque del sueño inesperado que el niño no puede controlar. Pueden quedarse dormidos ante cualquier tipo de situación.

Existen episodios de pérdida de tono muscular como los músculos de la mandíbula, tronco y extremidades de corta duración.

Diagnóstico:
     Registro del sueño nocturno.
     Test de latencia múltiple del sueño.

 Técnicas:
     Adquirir hábitos del sueño durante la noche y siesta.
     Evitar la inactividad o actividad aburrida.
     Hacer actividades al aire libre, ambientes ventilados y poco calurosos. 

HIPERSOMNIA: Incapacidad para mantenerse despierto, resulta rara en la infancia y generalmente se asocia a alteraciones del sistema nervioso central.

  
PARASOMNIAS: Alteraciones en la calidad del sueño.

APNEA: Se provoca en el niño el despertar frecuente, duerma con la boca abierta, ronque o tenga pausas respiratorias de 10 segundos o más. Lo sufren el 2% de los niños en España. Una de las causas es que se les hinche las amígdalas o adenoides (vegetaciones).

Diagnóstico:
     Examen clínico del niño.
     Estudio del sueño nocturno y grabación de video de 20-30 minutos mientras el niño está dormido.

Técnicas:
Cambios posturales corporales. 
  
DESPERTARES NOCTURNOS: Cuando el niño es mayor de 4 años se despierta y no es capaz de conciliar el sueño.

Diagnóstico:
Si los niños no saben volver a dormirse solos.
Si se despierta con malestar significativo o haya deterioro en hacer ciertas actividades.

Técnicas:
Se realizarían las mismas que para el insomnio.

ALTERACIONES NOCTURNAS: El control del ciclo del sueño de vigilia está alterado por lo que se produce un adelanto de la fase del sueño ( Cuando madrugan mucho aunque duerman las horas suficientes pero no rinden) o un atraso de la fase del sueño.
(Cuando se duermen muy tarde y aunque duerman las horas suficientes no rinden).

SONAMBULISMO: Consiste en hacer o ejecutar actividades mientras se está durmiendo. Los movimientos son torpes, ojos abiertos, mirada fija y perdida. 
Factores:
Antecedentes hereditarios o familiares.
Inmadurez cerebral.
Problemas fisiológicos respiratorios.
Alteraciones en el ambiente.
Cambios emocionales. 

Forma de actuar:
Hábitos de sueño.
No despertar al niño porque se puede asustar.
Intentar llevarlo a la cama para que se vuelva acostar.
Tomar medidas para evitar accidentes.
No tener trastos para que no se tropiece. 
  
AUTOMECIMIENTO: Para conciliar el sueño necesita balancearse (8-24 meses) 

PESADILLAS: Sueños desagradables muy intensos y fuertes sensaciones de miedo, terror y ansiedad. Lo relacionan con historias que han vivido durante el día. 

Causas:
Preocupaciones sin resolver.
Mayor atención por parte del adulto.
Sobreprotegidos. 

Formas de actuar:
Tranquilizarles.
Estar con ellos hasta que se duerman.

  
SOMNILOQUIO: El niño habla mientras está dormido. Es una alteración muy frecuente y suelen contar lo que les ha pasado durante el día.

BRUXISMO: Consiste en rechinar los dientes. Puede pasar varias veces durante la noche y no se sabe muy bien por lo que es.

  
TRASTORNO DEL COMPORTAMIENTO: Enuresis nocturna
CRITERIOS PARA UN CORRECTO RITUAL PARA IR A LA CAMA
     Acostar al niño temprano para que descanse lo necesario.
     Pasar junto al niño un rato tranquilo antes y después de acostarle.
     La hora de acostarse debe ser fija.
     Un baño o masaje antes predisponen su relajación.
     Asegurarse de que el niño ha orinado y no tiene hambre o sed.
     Se puede leer o contar una historia después de acostarlo.
     Nunca ridiculizar los miedos del niño o compararlo con otros.
     Si no quiere dormir o empieza a llorar, acercarnos con serenidad y sin tensión.

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