sábado, 19 de noviembre de 2011

EMBARAZO PSICOLÓGICO

Desear un embarazo y no lograrlo causa ansiedad, inquietud, preocupación y, en algunos casos, provoca un embarazo imaginario. La mujer anhela tanto ese niño que se convence de que está encinta e incluso empieza a notar los síntomas propios de la concepción: amenorrea, náuseas, cambios en los senos, aumento de peso, etc. Convencer lo antes posible a la mujer de que realmente no está esperando un bebé es la única forma de acabar con este trastorno

¿Está realmente embarazada?
Un embarazo psicológico (también llamado imaginario o pseudociesis) se da cuando una mujer cree estar embarazada sin estarlo realmente y presenta la mayoría de los signos y síntomas gestacionales. Es un problema psicológico en el que el principal desencadenante suele ser el deseo desmedido de ser madre. La mente ejerce un poder muy grande sobre el organismo del ser humano, por lo que puede llegar a ser una patología peligrosa. Esto es lo que podría llamarse un trastorno somatoforme. Los trastornos somatoformes engloban varios problemas psiquiátricos en los cuales las personas refieren síntomas físicos pero niegan tener un trastorno psicológico. Los síntomas físicos o su gravedad y duración no pueden ser explicados por ninguna enfermedad orgánica.
La causa principal de este suceso es el deseo incontrolable de tener un hijo, sin embargo, hay otros factores como la necesidad de fortalecer aun más los nexos conyugales o de sentirse joven y productiva. Las mujeres son más propensas a desarrollar un problema de este tipo, aunque hay casos extremos en los que se llegan a presentar en algún hombre.
Cuando existen problemas en el matrimonio o la mujer desea la atención constante de su pareja, la posibilidad de un embarazo se convierte en una solución para salvar el matrimonio y se piensa que un hijo reforzará los lazos. Esta idea se vuelve obsesiva y la mujer es capaz de convencerse de que realmente está embarazada.
Las hormonas también juegan un importante papel en el desarrollo del embarazo imaginario. Hay una disminución de LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona folicoestimulante), lo que conduce a la anovulación y, en consecuencia, a la amenorrea. Por otra parte, como la prolactina y la progesterona están altas, se estimulan la lactogénesis y el mantenimiento del cuerpo lúteo, respectivamente.
Los factores psicológicos y neuroendocrinos no actúan independientemente. Se trata de una vorágine donde ambos se interrelacionan.

Sintomatología
- Trastorno del ciclo menstrual, que varía entre la amenorrea y la hipomenorrea, de una duración aproximadamente de 9 meses, es decir, el tiempo que dura el embarazo real.
- Aumento del volumen abdominal, sin borramiento del ombligo, originado por la posición de lordosis que toma la mujer y por la distensión de los músculos abdominales. El ombligo invertido permite establecer el diagnóstico diferencial con el verdadero embarazo.
- Cambios en las glándulas mamarias consistentes en turgencia, secreción de leche y calostro, pigmentación y aumento de tamaño de las papilas.
- Sensación subjetiva de movimientos fetales.
- Ablandamiento del cuello uterino, acompañado de signos de congestión. Aumento del volumen uterino, cuyo tamaño varía de 6 semanas a 8 meses.
- Náuseas y vómitos.
- Aumento de peso, generalmente mayor que en los verdaderos embarazos.
- Algunas pacientes pueden presentar niveles elevados de gonadotropina.

El margen de coexistencia de los síntomas mencionados varía según los casos. Sin embargo, en ocasiones, la sintomatología se presenta de forma completa.
¿Cómo afrontarlo?
El embarazo psicológico influye negativamente en la psiquis de la mujer, ante la actitud opuesta del médico quien le certifica que ella no se encuentra embarazada, la mujer no le cree y cambia de médico inmediatamente buscando imperiosamente que alguien certifique su deseo.
Para evitar este peregrinaje de médico en médico, conviene detectar el problema lo antes posible y hacerle diferentes pruebas (análisis, ecografías) para convencerla de que realmente no está embarazada.
El tratamiento en estos casos es más psicológico o terapéutico que medicinal. Se debe analizar por qué la mujer ha inventado esta gestación, qué motivos o conflictos internos le han llevado a esta situación. En lo que respecta al aspecto ginecológico, no se requiere tratamiento alguno para atender un embarazo imaginario, salvo convencer a la paciente de que no espera un hijo. Sólo de esta manera se logra que disminuya su estado de tensión y se restablezca el equilibrio en su organismo, es decir, cesan la distensión abdominal, los mareos y se restaura su periodo menstrual.
Las cifras de mujeres que sufren embarazo psicológico se ha reducido a medida que han avanzado las técnicas de fertilización y reproducción asistida, técnicas que han permitido ser madre a muchas mujeres con problemas de concepción.

*Síndrome de Couvade
En ocasiones, los hombres también manifiestan los síntomas propios del embarazo, aunque en este caso, se produce cuando su pareja realmente está embarazada. Cambios de humor, nauseas, vómitos, antojos, aumentos de peso, cansancio, calambres en las piernas, dolores abdominales similares a las contracciones intrauterinas… Igual que si fueran ellos los que estuvieran esperando un bebé.
Los expertos no tienen muy claro por qué se produce este síndrome. Existen distintas teorías:

-Según algunos estudios, las hormonas de la mujer influyen sobre su entorno, en este caso, la pareja. Esto generaría en él una actitud protectora hacia su pareja, lo que provocaría los síntomas.
-Otras teorías apuntan a que se trata de un episodio psicosomático similar al del embarazo psicológico.
-Otros hablan de que el hombre trata de identificarse con la mujer. Es así que surgen sentimientos de celos, miedos a la llegada de un hijo, estrés por la responsabilidad de tener que convivir con una mujer que presenta cambios de carácter e incluso aversión por las relaciones sexuales durante el embarazo.

Fuente: www.todopapas.com

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