sábado, 4 de febrero de 2012

EL CASTIGO EN LOS NIÑOS

Los castigos de los padres, mediante violencia física o verbal, son para el niño un modelo de conducta agresiva. Si el niño vive rodeado de este modelo, estará adquiriendo el hábito de responder agresivamente a las situaciones conflictivas.

Cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal se convierten para el niño en modelos de conductas agresivas. Cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos, va adquiriendo también comportamientos agresivos.

¿Cómo aplicar los castigos a los niños?

Predica con el ejemplo para corregir la conducta de los niños. El castigo supone la aparición de una consecuencia desagradable después de una conducta inadecuada, o la retirada de un priviligio o situación agradable de la que el niño disfrutaba. Esta técnica debe ser utilizada de una manera racional, es decir en situaciones en las que las conductas sean especialmente perjudiciales para los demás o para el pequeño para mejorar la conducta del niño y no debe depender de nuestro estado de ánimo. Hay que controlarse para poder controlar al niño. Evita aplicar un castigo con gritos o con riñas, porque esto indica que nuestro comportamiento es negativo y vengativo, lo que reforzará una conducta no aceptable. Si enseñamos a los niños que, para resolver una situación conflictiva es necesario gritar, no resolveremos problema alguno.

¿Porque tenemos que gritarles para decir que no griten? Así no solucionaremos nada. Estaremos caminando en círculo, sin avanzar. Para aplicar un castigo, hay que escuchar al niño e intentar se justo. Antes de aplicar el castigo, el niño debe estar advertido y avisado de una forma firme y definitiva.

El tipo de castigo y el modo en que se castiga al niño debe ser proporcionado respecto a la acción cometida o la edad para evitar provocar fuertes respuestas emocionales en el niño castigado. Conciliar el castigo con un reforzamiento de las buenas conductas, permitirá que el niño "piense" en su comportamiento para un futuro y en lo que ha hecho mal para estar castigado.
No obstante, no hay que abusar de esta técnica porque el niño se habituaría al castigo y este deja de tener el efecto esperado.

Cuando el niño es mayor, hay que ayudarle a desarrollar sus habilidades de autocontrol, utilizando el castigo dentro de un contexto de modificación de la conducta.

FUENTE: www.guiainfantil.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario