domingo, 20 de noviembre de 2011

CARIÑO, ¿DE VERDAD QUIERES SABER QUIÉNES SON LOS REYES MAGOS?


          El día 6 de enero, festividad de los Reyes Magos, es un día muy especial para nuestros niños. La fantasía de estos tres personajes mágicos con sus camellos dejando regalos para todos los niños del mundo les hace vivir, en ese día, un cuento en sus propias vidas.
         Nosotros, como padres suyos que somos, les alentamos y les intentamos hacer “comprender” que eso es posible:
- escondemos sus regalos para que no los vean (o eso nos creemos, porque siempre hay algún listito que los encuentra, te pide aclaraciones y te hace tragar saliva - “¿A ver cómo salgo de esta?”).
- les “obligamos” a que escriban la carta (si el niño es pequeño y no sabe escribir todavía puede rodear los juguetes que quiere en el catálogo. Total, cuando te das la vuelta el niño ha marcado todo y no vale de nada).
- si tenemos tiempo hasta les llevamos a que se hagan una foto con ellos (que hay que ver los disgustos que se llevan nuestros muchachitos cuando son pequeños… “¡¡¡¡Mamáaaaaaa!!!! Pero ¿dónde vas?, ¿por qué me sientas en la rodilla de este señor tan raro y tan barbudo?”).
- les decimos que preparen para los camellos un plato con leche y para Sus Majestades algún tentempié (en mi época se le dejaban copitas con licor, pero como ahora no es políticamente correcto lo mejor es dejarles alguna Cocaola Zero o similar, nada de alcohol, que están trabajando)
- incluso en nuestros telediarios, siempre plagados de tragedias, le dedican tiempo a este “engaño”… dicen que si Sus Majestades ya han llegado a España, que si se les ha recibido en el aeropuerto… 

Así que, gracias a los regalos que les dejan los Reyes y a la insistencia de los adultos para que crean en ellos, los niños viven unos primeros años de vida en la bendita, fantástica y envidiable ficción de que todo eso es posible.
¡Ay!, pero llega el día en que el niño, que va creciendo, pensando, relacionándose con otros  niños te plantea la siguiente cuestión… - “Mamá, papá… ¿de verdad existen los Reyes Magos?”… ¡Oh Cielos!... ¡Terrible pregunta, ya estás aquí!... (en realidad la pregunta no es tal… suele ser “menganito me ha dicho que los Reyes son los padres”, pero aquí lo ponemos bonito, ¿no?)
Si no tienes niños pequeños, tal vez nunca te has planteado cómo le dirías a tu hijo la verdad acerca de los Reyes Magos. Y, fuera ya de la broma inicial, aquí ofrecemos un pequeño cuento para que los padres puedan leer a sus hijos y hacerles partícipes de la realidad del día de Reyes.

LA HISTORIA DE LOS REYES MAGOS
Esta historia comienza un día cualquiera, un día aparentemente normal. Bea y su madre estaban realizando las tareas del colegio cuando Bea, con voz baja y cara triste dijo: - Ya me he enterado. Me lo ha dicho Mireia. - Su madre, sorprendida y sin entender nada le preguntó a la niña -¿El qué te ha dicho? ¿qué te pasa, hija?.
- Me ha dicho que los Reyes son los padres… ¿es verdad?.
- ¿Tú qué crees, hija?. - Le respondió la madre sabiendo que no podría aplazar por más tiempo la explicación real a esta pregunta.
- Por un lado creo que no pueden ser los Reyes, porque no sé cómo pueden ir el mismo día a todos los lados y poner regalos… pero por otro… vosotros nunca me habéis engañado, ¿no?.
- Mira, Bea, en realidad los padres somos los que ponemos los regalos, pero… - entonces es verdad, me habéis engañado. – dijo Beaa con los ojos llorosos.
- No, hija, no te hemos engañado… los Reyes Magos sí que existen, pero, por favor, siéntate conmigo y déjame que te lo cuente … ¿quieres?. – Bea, a regañadientes se sentó con su madre dispuesta a escuchar la historia…

Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! - exclamó Gaspar. – Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:

- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero ¡sería tan bonito!.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?.
-¡Oh! necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo el Niño-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.

- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños?.

- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.

- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.

- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que el Niño Jesús estaba planeando, cuando su voz de nuevo se volvió a oír:

- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.


Cuando la madre terminó de contar esta historia, la niña quedó en silencio, se levantó y dándole un beso dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo mamá. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado. - Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero. - Se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.
ESPERAMOS QUE OS GUSTE 


1 comentario:

  1. ¡¡Qué bonito!! Es una historia perfecta para mantener la ilusión en un día tan especial.

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