jueves, 27 de octubre de 2011

EL MIEDO EN EDAD INFANTIL

        El miedo es un sentimiento muy común en los niños/as pertenecientes a la etapa infantil. El miedo, al igual que otros sentimientos como el amor, el dolor, son necesarios para el proceso de aprendizaje, que como tal, son experiencias a los que todos como seres humanos estamos predestinados a vivir.
       Podemos definir el concepto de miedo, como aquellas sensaciones que el niño o niña vive como desagradables, como por ejemplo, el pequeño/a puede sentir miedo ante la presencia de un perro grande, mostrándose reacio a tocarlo, y manteniéndose de forma discreta a cierta distancia, en este caso podemos decir que el niño/a tiene miedo. El miedo puede condicionar su funcionamiento y alterar sensiblemente su capacidad para afrontar situaciones cotidianas (ir a dormir, ir a la escuela, estar solo, etc.). Las bruscas modificaciones de su entorno también pueden inquietarle, como un ruido repentino, o una luz fuerte, todo aquello que modifica la lógica del pequeño/a puede provocarle terror. 
       Según algunos autores, los bebes, no comienzan a manifestar el sentimiento de miedo antes de los seis meses de vida, a partir de esta edad es cuando empiezan a experimentar miedo a extraños, a las alturas, surgiendo también la ansiedad de separación de la figura de apego. 
      Entre el primer y segundo año de vida, el miedo a la separación de los padres aumenta, a lo cual deberemos de sumar el temor hacia los compañeros extraños, este miedo ira desapareciendo de manera progresiva a medida que el pequeño/a crece. Es también a esta etapa cuando empiezan a surgir los primero miedos relacionados con ruidos fuertes, como la tormenta, animales pequeños…etc. Estos miedo irán incrementándose de forma paralela al desarrollo cognitivo del niño/a, en edades comprendidas desde los 2 hasta los 6 años. A esta edad entran en escena los estímulos imaginarios, fantasmas, monstruos, oscuridad… la mayoría de los miedos a los animales empiezan a desarrollare en esta etapa, perdurando hasta la edad adulta.

Algunos de los factores que pueden incidir en el miedo de los más pequeños/as pueden ser: 

Patrones familiares:
Según algunos estudios los padres con tendencia a ser miedosos y/o con trastornos de ansiedad suelen tener hijos/as con miedos o ansiedad e mayor proporción que padres normales.
Modelado: Una madre o padre que pueda alterar o modelar los miedos de sus hijos/as en función de las emociones que manifieste o que el niño reciba.
Información negativa: Una información negativa sobre alguna situación puede ser fuente que genere temor, la capacidad de convicción vendrá condicionada por lo relevante que resulte para el niño/a la persona que emita dicha información. 
Algunos de los miedos más comunes en edades infantiles son:  

Miedo a la oscuridad: Este miedo puede estar relacionado con algún cuento sobre monstruos, fantasmas brujas, etc. mal explicado, también puede estar relacionado con sueños, pesadillas, cambios de domicilio, situaciones imaginarias… Hay algunos niños que se sientes más seguros si les dejas alguna luz cercana encendida

Miedo a los truenos y a las tormentas:
Este miedo es muy común debido al gran estruendo que provocan los truenos. Cuando haya alguna tormenta dejaremos que el niño/a pueda ver la lluvia, para superar este miedo podremos contar junto al pequeño/a cuantos relámpagos aparecen en el cielo, explicarle el por qué de la lluvia, de los relámpagos, de los truenos, etc. fundamentalmente explicarle que esos fenómenos son normales, y pasajeros, y que no van a hacerle daño alguno.

Miedo a los animales:
Es muy normal que un niño/a sienta miedo cuando se le acerca algún animal desconocido, por lo que el acercamiento deberá realizarse muy lentamente sin que el niño/a se sienta forzado. Es muy conveniente que desde una edad temprana familiaricemos a los mas pequeños/as con los animales, enseñándoles fotografías onomatopeyas, contándoles cuentos en los que aparezcan, evitando así el miedo por estos seres. 

Miedos nocturnos: Son muchos los niños/as que solo consiguen conciliar el sueño si uno de sus padres están acostados en la cama con ellos. El miedo a dormirse solos, puede estar muy relacionado con otros miedos como pueden ser las pesadillas, para ello deberemos evitar una exaltación excesiva antes de la hora de dormir. Si el pequeño/a se despierta a media noche por que tiene miedo de estar solo deberemos acudir a su lado e intentar relajarlo transmitiéndole tranquilidad. 

La mayoría de los miedos que tienen los niños/a a lo largo de su infancia se solucionan con su propia maduraron y desarrollo, aun así deberemos prestar atención por si lo que es un miedo habitual puede convertirse en un verdadero problema en la vida de nuestro pequeño/a.

Cómo intervenir educativamente
    Para poder hacer frente a estos miedos infantiles debemos tener en cuenta una serie de consejos sobre cómo actuar ante estos. 
     - Evitar manifestar nuestro miedos:
     - Educarlos con prudencia: 
     - Evitar la sobreprotección: 
     - Cambios graduales en el entorno 

No hay que criticar ni castigar al pequeño/a por tener miedo, si no convencerle de no hay que avergonzarse por sentir miedo, todos tenemos miedo a algo. De esta forma evitaremos de que calle sus miedos y al mismo tiempo le ayudamos a expresarlos, lo cual nos sirve para acompañarlos en ese miedo y solucionarlo, hay que intentar racionalizar el miedo y que poco a poco vaya comprendiendo que es algo pasajero, tampoco se deberá comparar con otros niños/as como por ejemplo, tu hermana no tiene miedo…

Consejos para lo padres:

    1. Evitad racionalizaciones: 
          No utilizar frases tipo: “no tienes que tener miedo”, “a tu edad ya no tienes que tener miedo de…”
Las explicaciones lógicas y racionales sirven más a los padres que a los niños/as.
El buen ejemplo “mira a tu hermano/a que no tiene miedo”, puede no servir para resolver el problema.

    2. No infravalorar jamás los miedos: 
          No utilizad frases como: “no hay nada que temer”, no ha pasado nada”
Un comportamiento de complicidad con el niño/a comparte una identificación con sus problemas que para el son muy importantes y pese a que a los padres les pueda resultar relevantes. Hay que comprender al niño/a atemorizado, es decir darles las mejores condiciones para que pueda desahogarse.
Un comportamiento de autoinsuficiencia alejara al niño/a de los padres y del educador, le hará perder la confianza y lo impulsara a recluirse cada vez mas en si mismo, a no liberarse de sus fantasmas.

    3. ¡Pero no hay que dramatizar! 
          No usad frases tipo: ¡pobrecito!, ¡Cuánto miedo habrás pasado!, “ven con mama que te hará pasar el miedo”, “ven con papa que te ayudara”…
El tono dramático acabara aumentando las emociones incontroladas de niños/a atemorizando y por lo tanto frustrara los efectos positivos de las reafirmaciones.
Cada niño/a deberá ser tratado según su edad de manera diferente y personalizada.

http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/losmiedosinfantiles/index.php
http://www.guiainfantil.com/1510/miedos-y-temores-en-la-infancia-etrevista-a-francisco-xavier-mendez.html. http://www.guiainfantil.com/218/el-niño-aprende-a-tener-miedo.html
www.paraprin.com/pistas-para-tratar-el-miedo-infantil.html

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