lunes, 17 de octubre de 2011

COMO EXPLICARLES LA MUERTE A LOS NIÑOS

De la misma manera que los adultos nos preguntamos que es la muerte, los niños se hacen la misma pregunta, pero no por el hecho de ser niños debemos ignorarles. Es cierto que es un tema delicado incluso incomodo para los adultos, por esta razón debemos elegir bien las palabras para no causarles un trauma.
Más allá de las creencias religiosas que cada familia desee transmitir, hay verdades compartidas por todos que no pueden dejar de decirse como son:

¿QUÉ ES MORIR?
Morir es terminar de vivir. No es recomendable las explicaciones tipo “se ha ido”, “está en el cielo”, “lo perdimos” o “desapareció”, ya que no son tranquilizantes si no les explicamos claramente que de lo que se trata es del final de la vida.

¿TU TE VAS A MORIR? ¿Y YO? ¿CUANDO?
No se les debe engañar diciendo que cuando seamos viejecitos, porque no siempre es así, es mejor decirles que nos morimos cuando se nos acaba la vida, porque todo lo que nace muere y que el cuerpo sin vida queda en el cementerio, donde están las tumbas y en un lugar está escrito el nombre, apellido, fecha de nacimiento y de fallecimiento de la persona que murió. Allí se puede ir a recordarlos.

¿QUÉ QUEDA DE LOS MUERTOS?
Algunas personas recurren a hablarles del alma pero debemos procurar que no piensen en un lugar físico, temiendo su aparición. Una buena manera de responderles podría ser mostrándoles fotos, para que entiendan que quedan recuerdos de los momentos que se compartieron con esa persona, y que nunca nos olvidaremos de ellos.
Es importante saber que cuando los niños no hacen preguntas acerca de la muerte de un ser querido no es porque no las tengan. Ellos perciben que formularlas abiertamente provocaría angustia e incomodidad en los adultos. Si de esto no se habla pueden aparecen síntomas físicos y psíquicos de distinta gravedad, asique aunque la verdad pueda ser triste ignorarla puede resultar muy perjudicial para el correcto desarrollo del niño.

PAUTAS QUE PODEMOS SEGUIR ANTE LA MUERTE DE UN SER QUERIDO:
  • Hay que informarle pronto y claramente, aunque sea pequeño, y permitirle hacer toda clase de preguntas.
·         No hay que evitar hablarles de la muerte, aunque sí procurar contarles lo que significa con delicadeza y de forma que lo entiendan, pero sin buscar eufemismos del tipo "está dormido", porque les puede confundir. Podrían llegar a tener miedo a dormirse por si no vuelven a despertar.
·         Conviene que participe, en alguna medida, del duelo familiar e incluso de las ceremonias funerarias. Si los padres o tutores del pequeño no ven conveniente que asista al funeral, sí al menos que le demos al niño la oportunidad de expresar sus sentimientos mediante un ritual que él se invente, como recordar un rato todos los días a la persona que se ha ido.
·          Nunca debemos ocultar lo que ha pasado ni negárselo. Ocultarle la muerte de alguien a quien quería supone apartarle de la realidad y hasta puede provocar trastornos.
¿CÓMO REACCIONARÁ EL NIÑO? 
·         Con rabia, tristeza o preocupación por si puede morirse él mismo o sus padres. En este caso, hay que tranquilizarle y explicarle que eso es muy difícil, que lo normal es que la gente se muera de vieja.
·         Puede sufrir alteraciones del sueño, del apetito, etc. 
·         Cuando estas reacciones se dan dentro de unos límites y no duran demasiado, son sanas y forman parte del proceso normal del duelo.
LOS PADRES, EL APOYO DE LOS HIJOS

·        Los padres deben admitir ante el niño sus emociones y dejarle expresar las suyas, aunque sin exagerar ni dramatizar.
·        Es importante transmitirle un mensaje de seguridad y confianza en el futuro. 
·        El niño tiene que contar con la compañía tranquilizadora de los padres o quien haga esa función. Estos han de mostrarse disponibles para ayudarle a asimilar la muerte de esa persona cercana, dejarle hablar sobre ello todo lo que quiera y estar atentos a su estado de ánimo.

Fuentes:

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